El
proceso de globalización contemporánea ha establecido un sistema mundial de
libre circulación (capitales, bienes y personas) dando pie a aumentar
el fenómeno de la movilidad urbana. Estos cambios han potenciado las
migraciones hacia las principales zonas de atracción económicas dando lugar a
un proceso de densificación urbana y, por tanto, actuando como
fertilizante en el desarrollo de nuevas tipologías como son los edificios híbridos: estructuras capaces de aglutinar muchos usos
diversos y combinarlos entre sí.
¿Cuál
es el potencial de estos edificios en el siglo XXI?
Sin duda alguna, debido a la
hiperurbanización de las principales regiones económicas, pueden actuar
como incubadores de los nuevos tipos arquitectónicos. Estos nuevos
tipos híbridos deben convertirse en condensadores sociales para nuevas
comunidades, capaces de definir el espacio público y contener la vivienda,
trabajo, ocio y actividades culturares de la población. Las secciones tienen
prioridad sobre la planta; el reto de la densidad metropolitana del siglo
XXI es la consolidación de la línea vertical como nueva experiencia espacial.
La libertad de invención es un potencial específico de los edificios híbridos.
¿Podemos
definir las principales características de esta nueva tipología?
la forma
La concentración de muchas
actividades sociales dilatan y alabean el tipo edificatorio puro, la
correspondencia entre la forma del edificio y su función ya no funciona. En los
híbridos, la relación forma-función puede ser explícita o implícita. En el
primer caso se tiende a la fragmentación y en el segundo a la integración. El
edificio híbrido no tendrá una morfología de algún uso concreto, tratará de
mantener una forma-contenedor creando un hábitat indiferenciado donde todos los
usos estén unidos ( dentro de un área de influencia).
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